¿Sabías que… en nuestra sociedad es un motivo de consulta muy frecuente en atención primaria y es el problema de salud mental más prevalente? La mayoría de las veces se presenta con síntomas muy inespecíficos, que se pueden enmascarar somáticamente y en casi la mitad de los casos no es diagnosticada correctamente.
¿Qué es la ansiedad?
En realidad no es sino una respuesta adaptativa en nuestro día a día. La ansiedad como sensación o estado emocional normal constituye una respuesta habitual ante situaciones estresantes. Es una señal de alerta que advierte de un peligro inminente y motiva a la persona a adoptar las medidas necesarias para enfrentarse a esa amenaza.
¿Cuándo comienza a ser un problema? Tan sólo cuando sobrepasa cierta intensidad o duración o supera la capacidad adaptativa de la persona y provoca malestar o deterioro significativo con síntomas físicos y psicológicos se puede considerar patológica. Si sentirla te genera malestar, es que está dejando de ser una respuesta adaptativa.
Algunos síntomas físicos y psicológicos de la ansiedad:
Síntomas físicos:
- Sudoración, sequedad de boca, mareo, inestabilidad.
- Temblor, tensión muscular, cefaleas, parestesias.
- Palpitaciones, dolor precordial, disnea.
- Náuseas, vómitos, dispepsia, diarrea, estreñimiento, aerofagia, meteorismo.
- Micción frecuente.
- Problemas en la esfera de lo sexual.
Síntomas psicológicos:
- Preocupación, aprensión, sensación de agobio.
- Miedo a perder el control, sensación de muerte inminente.
- Dificultades para la concentración, quejas de pérdidas de memoria.
- Irritabilidad, desasosiego, inquietud.
- Conductas de evitación de determinadas situaciones, inhibición psicomotora, obsesiones o compulsiones.
Aprender a manejar de manera temprana la sintomalogía ansiosa es un factor preventivo ante la aparición de diagnósticos tales como: Trastorno de ansiedad por separación, Mustismo Selectivo, Agorafobia, Trastorno de Ansiedad social, Fobia específica, Trastorno de Pánico y Trastorno de ansiedad generalizada.
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